La ceguera cromática

De cada 100 hombres cuatro y de cada 100 mujeres una tiene una forma de ceguera cromática. Este no es el único caso en que las particularidades se encuentran en mayor número en los hombres que en las mujeres, la ceguera cromática se trasmite de padres a hijos.

Es raro encontrar hombres enteramente ciegos para los colores; pero los hay, y de estos, el espectro solar se les presenta en sombras grises de un extremo a otro.

Más iluminado en la región del verde amarillento y más oscuro en cada extremo. Así pues, no creemos que nuestras tres sensaciones de color dependan de la presencia de tres substancias químicas especiales. En tales casos suponemos que faltan enteramente tales substancias.

La rara ceguera del azul y el verde

Es muy rara también la “ceguera del azul”, en la cual falta la posibilidad de la sensación de este color. En cambio, es común y muy importante, la “ceguera del verde”, en la que se supone la carencia de la substancia correspondiente a la sensación del verde. Los sujetos que padecen estas anomalías confunden el verde claro con el rojo oscuro, y una letra de color verde oscuro no la ven.

También existe la ceguera del rojo

Por último, también hay “ceguera roja” que suele llamarse daltonismo, porque la padeció Dalton. En este caso suponemos que la substancia química afectada por la luz y correspondiente a la sensación del rojo está ausente de la retina. En estos casos la luz roja se confunde con la verde oscura, y una letra de color rojo oscuro en fondo negro no se distingue.

Ahora bien, como casi todas las personas que padecen ceguera cromática, son ciegos para el rojo o para el verde, se ha sugerido a los organismos correspondientes la idea de cambiar los colores mediante los cuales se controla el tráfico automotor, cambiando el rojo y verde por ejemplo empleando el azul y amarillo.

 

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